Hace un tiempo me encontré con la publicación de Kai Wa’a en la que mostraban su nueva OC6 de sólo 45 kilogramos. Todo un avance en la fabricación de canoas que superan los 13 metros de largo y soportan el peso de 6 remadores que pueden llegar a sumar 500 o 600 kilos al tiempo que están sometidas a toda clase de esfuerzos dinámicos por acción del mar, viento y olas!
Esto me trajo el recuerdo de la preparación de nuestro equipo principiante para el que fue el primer campeonato internacional en el que participaba nuestro club; el Campeonato Suramericano de Canoas Polinesias en Buenos Aires en 2012.
Nuestras canoas en las costas del Pacifico eran de fabricación artesanal y pesaban inicialmente alrededor de 200 kg. Las canoas con las que íbamos a competir eran canoas de 150 kilos o un poco más y en nuestra inocencia pensábamos optimistamente, que si entrenábamos con una carga superior tendríamos una ventaja considerable frente nuestros adversarios.
La prueba de fuego fue en la última fecha de competencias. La carrera Open Masculino OC6. 12 kilómetros de carrera y nos tocaba remar con una canoa de 160 kilos de fabricación local argentina. No era tan ligera como las que había traído el equipo brasilero pero eran 40 kilos menos de lo que nosotros estábamos acostumbrados a remar.
Solo un minuto después de la partida quedaba claro que la supuesta ventaja no existía. No teníamos idea de cómo remar una canoa de mejores prestaciones. No sólo era el peso, sino que además la forma era más hidrodinámica. Nuestras canoas en casa eran prácticamente de bordas paralelas con los extremos ahusados. Estas canoas eran una ojiva de punta a punta. Una forma que se asemejaba a la de un pez, y varias decenas de kilos más ligeras. No teníamos idea de qué hacer con esa OC6. Estábamos acostumbrados a una embarcación pesada, lenta de gran inercia que requería una remada pausada y esforzada, y esta canoa necesitaba una tripulación ligera, ágil, de remadas que se ajustaran a la canoa y no que le quisieran imponer su ritmo a esta.
El resultado no fue el esperado. Terminamos la carrera en puesto noveno de nueve canoas. Llegando muy por detrás del penúltimo.
Se sacaron varias enseñanzas ese día. Pero una muy importante es que si quieres estar preparado para competir en un Fórmula 1; entrenas en un Fórmula 1, no en un Volkswagen Combi al que le falla el embrague.
Se debe, no solo el permitir que los equipos adquieran y entrenen en canoas de mejores prestaciones si no que se debe incentivar. Tanto con los clubes y equipos que entrenan, sino también incentivando a los fabricantes en esa dirección. Esto no solo prepara a los remadores para participar en mejores condiciones, sino que lleva a la industria y a nuestro deporte a explorar los límites de los materiales y a superarlo innondo en formas y métodos constructivos. Lo contrario será condenar al Va’a, al outrigger caneoeing, a una parálisis que solo le dará más espacio a otros equipos y deportes de dejarnos atrás.
HYDRA OC6!! Few cool things going on… – Hurricane Paddling Crew | Facebook